jueves, 8 de octubre de 2009

¡ Atención!

Preparate para un viaje
sin precedentes...

La Base Espacial Norbridge
esta preparando un evento
nunca antes visto...
En 20 días los
motores se encienden...

martes, 29 de septiembre de 2009



Así recibimos la primavera en el jardín...

Nos visitó La Galera Encantada con su obra

"Techito por si llueve"


¡¡Nos divertimos mucho!!


lunes, 24 de agosto de 2009


Estimadas familias...
Queremos invitarlos el jueves
27 de agosto a las 18.30 hs.
a la actividad que realizaremos
en el marco del Proyecto Pedagógico Anual de Astronomía:
“ Buscadores de estrellas”
Ese día observaremos el cielo con binoculares
que tendrán que traer de casa.
La actividad será reprogramada en el caso
de no ser una noche climáticamente
apropiada para la observación.
Los esperamos,
Equipo docente y directivo

viernes, 19 de junio de 2009

Sabías que... El 21 de junio comienza el invierno


El invierno es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas. La palabra invierno viene del latín hibernum. Esta estación se caracteriza por días más cortos, noches más largas y temperaturas más bajas. En las áreas más alejadas del ecuador, las temperaturas son más bajas, de la misma manera mientras más cerca más calor hace.

Astronómicamente, comienza con el solsticio de invierno alrededor del 21 de junio en el hemisferio sur y el 21 de diciembre en el hemisferio norte, termina con el equinoccio de primavera, alrededor del 21 de septiembre en el hemisferio sur y el 21 de marzo en el hemisferio norte.

lunes, 11 de mayo de 2009

Lavarse las manos salva vidas

Horacio López Para LA NACION

Lavarse las manos salva muchas vidas. Este es el mensaje que impulsa la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que comprendamos la importancia y el impacto de esta simple acción.
Desde hace pocos días nos estamos informando acerca de la circulación en distintos países de un virus de la influenza potencialmente pandémico, el de la gripe porcina. Esto, naturalmente, preocupa a todos.
Además, como se trata de un nuevo virus, no hay vacuna -ni la habrá por algunos meses- que sea eficaz para protegernos de él.
Entonces, ¿qué podemos hacer además de preocuparnos?
La respuesta es ocuparnos, participando activamente en algunas medidas útiles de prevención.
Una de ellas es lavarnos las manos, acto que depende de cada uno de nosotros y que, además de ser esencial, podemos comenzar a hacerlo desde hoy.
Creo que es muy importante que en cada hogar antes y después de sentarse a la mesa a comer, después de estornudar, toser o sonarse la nariz, después de ir al baño y cuando las manos estén visiblemente sucias, los padres se laven las manos con agua y jabón y les enseñen a hacerlo a sus hijos.
Sería útil, además, que estimulen a los niños para que con sus compañeros y maestros hablen de ésta que hoy parece una "novedad", que aprendimos y veíamos hacer a nuestros mayores.
Por supuesto, es fundamental reiterar permanentemente este buen hábito, hasta que lo incorporemos definitivamente.
Lavarse las manos no sólo es una de las medidas más útiles para disminuir el riesgo de infectarse con éste y otros virus de la gripe, sino por cierto lo es también para otros microbios responsables de distintas enfermedades respiratorias, del aparato digestivo, etc.
Habrá que ver día a día cuál será la evolución de este problema. Pero desde hoy, para cuidar a nuestra familia, a la comunidad y a nosotros, lavarse las manos.
Esta, sí, es nuestra exclusiva responsabilidad.

El autor es titular de infectología de la Facultad de Medicina de la UBA

viernes, 8 de mayo de 2009

Regalo semanal

El misterio de los otros.
Por Mori Ponsowy

El otro día me pareció que mi hijo tenía una mirada triste. Comía en silencio, sumergido dentro de sí mismo, atento sólo a sus pensamientos de trece años. Me dio miedo sospechar que le pudiera estar pasando algo malo, algo difícil que no se atreviera a contarme. Estiré mi mano hasta acariciar la suya. "¿En qué estás pensando?", le pregunté. Traté de no sonar preocupada. El parpadeó, y dijo con una sonrisa que no terminó de dibujarse del todo: "En un capítulo de Dragon Ball , cuando Gokú se convierte en mono".
Su respuesta me hizo pensar en un tema que cada vez me desconcierta más: ¿cuánto podemos conocer a los otros? ¿Cuántos de sus sentimientos más profundos alcanzamos a compartir? ¿Podemos afirmar alguna vez que en realidad conocemos a otra persona o, más bien, todo cuanto podemos hacer es conjeturar, intentar aproximarnos a su esencia? ¿A cuántos nos ha pasado que, después de años de dormir junto a alguien, una mañana nos despertamos con la impresión de que esa persona a nuestro lado es un extraño? ¿Un cuerpo nada más, un cuerpo cuyos pensamientos y afectos nos son desconocidos?
La literatura está llena de personajes que de pronto deben enfrentarse a esa extrañeza. "Gabriel la miró dormida, como si él y ella nunca hubieran vivido juntos como un hombre y una mujer", escribe Joyce en Los muertos . Un instante antes, Gabriel se ha enterado casi por azar del pobre papel que él, su esposo, juega en la vida de ella.
En Pastoral americana , una maravillosa novela de Philip Roth, uno de los personajes se pregunta: "¿Qué hemos de hacer con este asunto tremendamente importante de los otros?". Y sigue: "Te equivocas acerca de ellos antes de conocerlos mientras imaginas que los vas a conocer; te equivocas acerca de ellos mientras estás con ellos; y después vas a tu casa y le cuentas a alguien acerca del encuentro y te equivocas acerca de ellos otra vez".
Quizá no debería asombrarme tanto que esto fuera así. Pienso en mí misma, en el modo en que los demás me ven. Una vez, al poco tiempo de llegar a la Argentina, salí a tomar un café con una periodista a quien acababa de conocer. Ella era la editora de una revista para la que yo quería empezar a escribir. Además de estar nerviosa porque era mi primera incursión en el periodismo local, la chica me cohibía mucho. Era expansiva, movía los brazos demasiado y sus opiniones eran contundentes. Yo hacía lo que suelo hacer en esos casos, no porque me lo proponga, sino porque me intimido: callaba y la dejaba hablar. De pronto, ella me dijo: "Me encantaría tener tu seguridad. Ese aplomo". Por timidez -¿o porque no me convenía?- no me atreví a sacarla de su error.
En Dragon Ball , Gokú es el bueno. Los malos son Freezer, Cell y Majin Boo. Al igual que en la mayoría de los cuentos infantiles, no queda duda acerca de cuál es el lugar que ocupa cada uno, el valor que encarna. Pero la vida, como la buena literatura, no es como Dragon Ball ni como la mayoría de las novelas chatarra. Lo maravilloso de autores de la talla de Philip Roth es que nos entregan personajes contradictorios, llenos de pliegues y circunvoluciones. Personajes que dudan, que se arrepienten, que tienen miedo. Personajes que no siempre reaccionan de la misma manera ante los mismos hechos y cuya maldad o bondad nunca es del todo incuestionable. Personajes, como nosotros, que no siempre dicen todo lo que piensan, o que dicen exactamente lo contrario de lo que están pensando.
Creo que muchos tenemos un anhelo de simplicidad. Un deseo casi infantil de entender y ordenar el mundo que nos rodea. ¡Sería tan cómodo saber que esto está bien y esto otro mal, que éste me quiere y éste no! El problema de esa idea es que peca de ingenua: las personas -como las sociedades- somos tremendamente complejas; rara vez actuamos movidas por una sola razón, rara vez somos unidimensionales, rara vez decimos toda la verdad.
Es probable que mi hijo realmente estuviera pensando en Gokú y su cola de mono mientras comíamos. Pero también es probable que me dijera eso para resguardar su privacidad. O para no preocuparme. O simplemente para hacerme reír. No tengo manera de saberlo. Por más que siempre ando buscando respuestas, creo que los otros nunca dejarán de ser un misterio para mí. Tampoco yo soy transparente ante mi propia mirada, ni estoy muy segura de por qué hago algunas de las cosas que hago. Tal vez aceptar estos misterios, no querer encajonarlos en compartimientos fáciles, sea reconocer la vida en su enorme complejidad y su desconcertante riqueza. Tal vez aceptar que ni nosotros ni los otros somos unívocos y unidireccionales, sino polifacéticos, complicados, contradictorios, de a ratos generosos y de a ratos mezquinos, sea uno de los rasgos de la adultez.

jueves, 30 de abril de 2009

Regalo semanal


Homenaje a Ernesto Sabato en el Círculo de Bellas Artes.
Palabras de Félix Grande.

“... Ustedes saben que uno de los más grandes guionistas europeos se llama Tonino Guerra. Tonino Guerra es el guionista de los Tavianni, de Vittorio de Sica, de la película Amarcord, y además es un excelente poeta, menos conocido desgraciadamente como guionista que como poeta. Un día, a Tonino Guerra, que es norteño, habitante y nacido en la Romaña, en Italia, le llamó su amigo Vittorio de Sica para que le hiciese el servicio de visitar con él Nápoles, porque de Sica tenía la intención de hacer una película con Nápoles como protagonista. Pero no sabía qué quería contar en ella, y por ello requirió la participación de Tonino Guerra. Llegaron a Nápoles, estuvieron un par de días caminando por Nápoles, yendo a unos sitios y a otros, y a Tonino Guerra, hombre muy norteño, no le encantó particularmente el aturdimiento, la voracidad automotriz de esa ciudad. Vittorio de Sica ya estaba un poco desesperado, y finalmente, hacia las dos de la tarde de un día de verano muy caluroso, se llevó a Tonino Guerra a una taberna, a una tabernita que era una habitación pequeña, con una ventana que daba a una plaza porticada, tras de la cual se veía borrosamente alguna figura, porque la resolana del día emborronaba las imágenes. De pronto se abrió la cortina y apareció una pareja, se acercaron los dos al mostrador y dijeron: Tonino Guerra no entendió, no sabía qué pasaba, miró a Vittorio de Sica y le hizo un gesto de interrogación, y Vittorio de Sica le dijo:
La pareja se tomó cada uno su café, pagaron tres cafés, tomaron dos, y se fueron. Luego pasó un grupo de cuatro personas, tomaron cuatro cafés, los pagaron y se fueron; luego pasaron cinco personas, pidieron siete cafés, cinco para tomar y dos en suspenso, se tomaron sus cinco cafés, pagaron siete y se fueron. Tonino Guerra estaba inquieto, como es propio de un hombre perpetuamente asomado a lo maravilloso, y quería saber qué es lo que ocurría. Vittorio de Sica no decía nada, hasta que de pronto, a través de la ventana, se vio una sombra en medio de la resolana, evidentemente era la figura de un ser humano que avanzaba hacia la tabernita, hacia la pequeña cafetería. Y se abrió la cortina y apareció un mendigo. El mendigo se dirigió al camarero con una mezcla de humildad y de cortesía, y preguntó: Y el camarero dijo: Se tomó su café y se marchó.
Bien; todos nosotros estamos, no solamente en algunos momentos de nuestra vida, sino quizás en toda nuestra vida, sedientos de piedad, y sedientos de coraje. La taberna de Nápoles, en donde se regalaba el café a los mendigos, sin humillarlos dándoselo en la mano, esta tarde se ha convertido en un hombre para mi prodigioso, a quien cuantos nos sintamos mendigos, necesitados de piedad y de coraje, podemos acudir seguros de que habrá coraje y piedad para todos.”

lunes, 20 de abril de 2009

Hablemos de piojos...


La pediculosis capitis "piojos de la cabeza", es una ectoparasitosis que usualmente infesta el cuero cabelludo de niños en edad escolar. Es exclusiva del ser humano. La hembra pone de 50 a 150 huevos o "liendres", en su vida, que se fijan en la raíz del cabello mediante una sustancia pegajosa. Los huevos eclosionan en 1 o 2 semanas, dejando en libertad a las larvas que en 1 semana ya son adultos, capaces de reproducirse.
Viven entre 6 y 8 semanas. Pueden sobrevivir hasta 4 días fuera del ser humano (objetos, arena y agua).
Se alimentan de sangre humana, 3 a 4 veces por día, inyectando sus jugos salivares en la piel.
Esto provoca intensa picazón. El parásito suele ubicarse preferentemente detrás de las orejas y en la nuca.

Contagio:

Se transmite de persona a persona, y por elementos personales contaminados.

Síntomas:

  • Picazón en la cabeza.
  • Lesiones en el cuero cabelludo, ocasionadas por el rascado que pueden llegar a infectarse.
  • Aumento del tamaño de ganglios del cuero cabelludo.

Diagnóstico:

Visualización del parásito o liendres.

Tratamiento:

  • Un método eficaz e inocuo es colocar vaselina líquida en el cuero cabelludo, tapar con una gorra de ducha alrededor de 30 - 45 minutos, luego separar el pelo de pequeños mechones, colocar vinagre blanco tibio y pasar el peine fino.


  • Uso de pediculicidas en forma de shampoo o crema de enguaje. Pasar el peine fino para eliminar las liendres. Repetir el tratamiento a los 7 días. Debe utilizarse bajo estricta supervisión médica. Su uso reiterado puede generar resistencia.

Prevención:

  • Control frecuente en busca de parásitos y liendres. Uso de peine fino.
  • No compartir sombreros, peines, cepillos, toallas ni accesorios de cabello.
  • Usar el pelo corto o recogido.
  • Desinfectar objetos perosnales. Lavar con agua caliente o calor seco, ropa de cama y accesorios de ropa y cabello.
  • Proponer un día de semana, para realizar control y tratamiento de los piojos.

No utilizar kerosén, nafta o productos no autorizados para uso humano (Ej. veterinario), ya que pueden ser altamente tóxico.

Información extraída del Sevicio de pediatría del Hospital Universitario Austral.











viernes, 17 de abril de 2009

lunes, 13 de abril de 2009

Regalos

Por Guillermo Jaim Etcheverry

Sin que lo sepamos, desde el momento mismo de nacer a los seres humanos nos esperan innumerables regalos de la más diversa naturaleza. Lo ha expresado muy bellamente J. M. Coetzee, el escritor sudafricano que recibió el Premio Nobel de Literatura en 2003. En un párrafo de su reciente libro Diario de un mal año " dice: "La mejor prueba que tenemos de que la vida es buena y por lo tanto de que tal vez, después de todo, exista un Dios que se preocupa por nuestro bienestar, es que a cada uno de nosotros, el día mismo en que nacemos, le llega la música de Juan Sebastián Bach. Llega como un regalo, no ganado, no merecido, gratis."
El problema reside en el hecho de que no siempre llegamos a saber que hemos recibido regalos como el que describe Coetzee. Depende de las circunstancias que rodean nuestro desarrollo como personas el que alguna vez logremos apropiarnos de esos presentes que están allí, esperándonos.
Es responsabilidad de la sociedad y, en especial, de padres y maestros identificar esos regalos que nos están destinados y, además, valorarlos, es decir, advertir la importancia de que lleguen a nosotros. Si los conocen y los consideran valiosos, supuestos que no siempre se dan, deberán, además, estar interesados en guiarnos y acompañarnos en su búsqueda. No siempre es fácil recorrer el camino que nos conducirá a descubrir los envoltorios que contienen los dones que nos esperan. Es ésta otra manera de definir la educación: la introducción de los recién llegados, los "nuevos" de los griegos, a un mundo ya existente, como sostenía Hannah Arendt.
Si los padres o las instituciones sociales -la escuela- no identifican o no valoran esos regalos que recibimos al nacer, no nos alertarán sobre su existencia, lo que casi seguramente nos condenará a no encontrarlos nunca. Miraremos hacia la dirección equivocada, nos internaremos por senderos erróneos, jamás llegaremos a saber que éramos destinatarios de algo muy valioso que sólo esperaba nuestra llegada.
Se trata de regalos peculiares, porque no se agotan en la posesión, sino que, muy por el contrario, ésta aumenta su posibilidad de ser recibidos por otros. Precisamente ese mecanismo de multiplicación -la necesidad de ser compartidos- hace que el destino de los bienes culturales se vea amenazado cuando no se los descubre, cuando quedan ocultos, cuando no pasan de mano en mano; cuando, en fin, se interrumpe la transmisión de la herencia. Lo ha expresado acertadamente un reconocido experto británico en educación, Chris Woodhead, cuando afirmó: "La civilización está colgada de una generación a otra en el hilo de la memoria".
Volviendo al ejemplo de Coetzee, si nadie escuchara más a Bach -o leyera a Dostoievski, o contemplara la obra de Velázquez o de Rembrandt- se perdería la posibilidad de que los "nuevos" conocieran los regalos de los que muchos ya han logrado disfrutar. Refiriéndose a Bach, el escritor completa su párrafo diciendo: "¡Cómo quisiera hablar aunque más no fuera sólo por una vez con ese hombre muerto hace ya tantos años! Sepa que nosotros en el siglo XXI aún ejecutamos su música, la reverenciamos y la amamos, nos absorbe, nos conmueve, nos fortalece y nos alegra. Le diría: En nombre de toda la humanidad, acepte por favor estas palabras de agradecimiento, inadecuadas como resultan..."
Nuestra responsabilidad como formadores de nuestros hijos y de nuestros alumnos -el otro nombre de los hijos- reside en asumir la responsabilidad por el mundo y ayudarlos a descubrirlo y a apropiarse de él. Que no es otra cosa que identificar, valorar y ayudar a descubrir esos regalos no ganados, no merecidos y gratuitos que, sin embargo, desde el momento de nacer nos pertenecen y, ocultos, nos aguardan.

miércoles, 8 de abril de 2009

Hábitos a la hora de comer.




Hablemos de la comida a partir del primer año, cuando el niño ya come prácticamente lo mismo que el resto de la familia.
Cuando los más chiquitos no comen en la mesa con papá y mamá es importante que uno de ellos se siente y los acompañe iniciando lo que luego será el encuentro familiar. Para los chicos es muy importante que su mamá se siente y converse con él, lo ayude a cortar la carne, le vaya explicando con qué mano se toma el tenedor o el vaso. Para los más chiquitos: traerlos a la mesa, no es un gran programa por lo que necesitan alguien que los ayude para hacerlo.

Comer sin televisión y sin juguetes, ya que la hora de comer tiene que convertirse en un momento especial del día de gran intercambio humano. Es verdad que la tele y el juego son grandes recursos para los inapetentes, pero no se trata de embucharlos sino de acompañarlos hasta que aprendan a disfrutar el momento y la comida...

¿Por qué es tan importante jugar?

Para el bebé y el niño, jugar es la manera de descubrir, explorar y conocer el mundo.Es su actividad principal. Una experiencia creadora constante.Y para poder desarrollarla adecuadamente necesita, desde los inicios de su vida, poder hacerlo en un ámbito confiable que le dé seguridad, donde pueda usar todos sus sentidos, para a partir de allí ir desarrollando funciones más complejas tales como sentir, percibir, intuir, pensar.Jugar es la posibilidad de construir un espacio y un tiempo especial donde todo es posible. Es encontrarse con los propios deseos, intereses, afectos, y con el placer... Jugar es entrar en un mundo de sensaciones y ponerlas en acción, incluso aun cuando no se ha adquirido el lenguaje. Jugar es el factor dominante de la vida infantil. Es su actividad y "trabajo por excelencia". Jugar es crecer.Desde que el bebé nace, ya en sus momentos de alimentación, disfruta del acto de alimentarse mas allá de nutrirse de la leche materna. Este es su primer "jugar", con el pecho, con la mirada, con los gestos, con la mamá. Chupar objetos, manipularlos, golpear, arrojar, buscar, sacar, poner, esconder, etc., serán las maneras que tendrá de desplegar todas sus posibilidades y potencialidades afectivas e intelectuales.
Y también de conocer su cuerpo y de recrear la realidad en la que vive.
Las maneras de jugar van cambiando a medida que los chicos crecen y se desarrollan en lo físico, psíquico y social. Los primeros juegos son los funcionales; estos son aquellos en que el bebé está "jugando" aunque a veces no nos demos cuenta de ello. El bebé tiende a prolongar las sensaciones placenteras repitiendo una y otra vez una actividad o un movimiento, con el fin de mantener ese placer que en un primer momento obtuvo por casualidad. Así logra con el tiempo realizar esto con mayor seguridad, lo que le da mucha alegría y confianza en sí mismo.Con la aparición del lenguaje, esta repetición física se traslada a las palabras. Repite sonidos, ruidos, palabras, como una manera de comenzar a dominar esta nueva posibilidad que se le abre en el mundo: la comunicación verbal. Nuevamente, en un inicio lo hace por el placer mismo de experimentar sensaciones nuevas, y con el tiempo comenzará a desarrollar el juego simbólico que se da durante el segundo año de vida, donde su forma de jugar comenzará a complejizarse y hasta podrá imitar o dramatizar situaciones familiares vividas por él (jugar a la mamá, al doctor, jugar a alimentar o dormir a un muñeco, etc.).

El interés por la lectura...


Todos sabemos que es sumamente importante que los niños adquieran el hábito de la lectura. Este interés puede ser sugerido al niño de una forma sencilla, espontánea y duradera. El niño que empieza a tener contacto con los libros desde muy pequeño, antes mismo de aprender a leer, simplemente ojeándolos, según algunas investigaciones, se encontrará más preparado para tener éxito en los estudios y en la vida de una forma general. El acto de leer o simplemente de ojear un libro hará niños más imaginativos y creativos. Empezá hoy mismo a construir ese hábito diario tan enriquecedor para él y para todos. Empezá ya a hacer de tu casa una gran biblioteca.

¿Cómo hacer para fomentar la lectura en los niños?


Para empezar, es necesario que tu hijo te vea, siempre que sea posible, con un libro en la mano. Los niños sentirán más interés por leer un libro si ven que este hábito está presente en su entorno. A los niños les encantan copiar, si ellos notan que les gusta leer y que tratan los libros con cuidado y respeto, ellos probablemente, harán lo mismo.

  • Es necesario estar convencido de que la lectura debe ser empleada como una forma más de diversión y no como una obligación. Los libros no deben ser introducidos al cotidiano del niño solo cuando él esté aprendiendo a leer o solo cuando él ingrese en la escuela. El contacto con los libros debe empezar antes.
  • Cuando el bebé consiga sentarse firme en el suelo o en la cuna, ofrecele libros para que los maneje. Existen en el mercado pequeños y curiosos libros hechos con tela, e incluso con material plástico indicados para el juego a la hora del baño. Existen también pequeños diccionarios para que tu bebé se vaya familiarizando con las palabras, las letras, relacionándolas poco a poco a la imagen.
  • Al principio, dar preferencia a los libros ilustrados, con pocas palabras, para que el niño lo toque, lo acaricie, lo huela, y tenga todo tipo de contacto con ellos. Existen libros que contienen sonidos y también trozos de lana, y de otros materiales para que los bebés disfruten también con el tacto.
  • Cuando estén un poquito más grandes, lo ideal es leerles en voz alta, siguiendo siempre las historias del libro.
  • El tiempo que dediques para leerles un cuento debe ser especial así podrás compartir con ellos el placer de la lectura, lejos de las distracciones de la televisión.
  • Lo importante es que el niño se familiarice con los libros, aprenda a manejarlos y así estará construyendo una amistad, un lazo con la lectura.

Los límites... en su justa medida.


En los primeros años de vida los niños suelen esmerarse en hacernos conocer su inagotable energía. Salto va, grito viene, la casa y el jardín se transforma en un verdadero "campo de batalla; en donde nada parece estar en su lugar y todo suele llevar la distinguida marca de sus huellas digitales.
Los adultos, un tanto confundidos, quizás en función de la era que nos ha tocado vivir, los "dejamos hacer" mientras recordamos épocas lejanas en las que los menores solían pedir permiso hasta para abrir la boca.

Entre estos dos extremos, ¿no habrá alguna alternativa?

Es importante poner límites, sin olvidarse en el intento, de respetar la curiosidad de los niños, ya que un mundo sin leyes, sin orden, sin patrones no ayuda a CRECER.

¿Cómo manejarnos para poner límites, sin por ello dejar de favorecer el desarrollo de la identidad y la propia maduración?

...Con una conducta parecida a un elástico: "Se estira pero tiene un límite". La imagen tiene que ser clara. La falta de límites, sin lugar a duda suele ser la causa de numerosos trastornos infantiles. Entre otros, la agresividad, por lo tanto lo ideal es lograr un equilibrio basado en la comprensión, coherencia y límites claros sin rigidez, arbitrariedades ni autoritarismo.

A veces los nenes tienen conciencia de que están haciendo algo que no deben, otras ni siquiera lo sospechan. Esto nos lleva a pensar que las travesuras tienen orígenes diferentes, por curiosidad, por necesidad de experimentar o investigar ciertas cosas, por ejemplo: ...¿si mezcla la yerba con el azúcar?..."pero si escribe la pared y luego se da vuelta, esperando la mirada del adulto"..., se plantea un desafío a la autoridad del adulto, quién deberá aceptarlo con calma e inteligencia. Hay situaciones que uno sabe que no puede permitir, mientras que en otras se puede ser más flexible.


¿Qué es un límite ...


Es un borde, es un no pero también un sí.
Es respeto por el otro.
Es educar, no para ser sumisos sino para tener la capacidad de defendernos.
Es prohibir y dar permisos.
Es transmitir cuidado por uno mismo y por el otro.
Es enseñar a pensar, a discriminar, a elegir.


Para que el día de mañana puedan ser adultos independientes, fuertes, respetuosos, libres...

martes, 7 de abril de 2009

Cómo tomar el control de su televisor


Al llegar al jardín los niños ya han visto aproximadamente 4.000 horas de televisión. La mayoría de los expertos en el desarrollo infantil están de acuerdo que esto es excesivo. Pero prohibir la televisión tampoco es la respuesta correcta.

Los buenos programas de televisión pueden despertar la curiosidad de los niños y abrirles nuevos mundos. Es mejor que los padres mantengan el control sobre cuánto tiempo los niños se pasan frente al televisor y qué programas ven.

Estas son algunas sugerencias para seleccionar programas para su niño:

Reflexione sobre la edad de su niño y seleccione cuidadosamente aquellas cosas que usted desea que vea, que aprenda y que imite.

Busque programas que tengan:
* alguna lección que enseñar
* sean interesantes para el niño
* lo animen a escuchar y hacer preguntas
* le ayuden a aprender más palabras
* le hagan sentirse bien sobre su aprendizaje
* le presenten nuevas ideas y nuevas experiencias

Mantenga un control sobre cuántas horas de televisión su niño ve cada semana y qué programas ve. Algunos expertos recomiendan que los niños no deben ver la televisión más de dos horas por día. Sin embargo, usted debe decidir cuántos y cuáles programas va a permitirle.

Aprenda más sobre los programas infantiles que hay en la televisión, en videos o DVDs y ayude a su niño a hacer sus selecciones.

Después de seleccionar los programas que son apropiados para su niño, permita que él decida qué programas quiere ver. Prenda el televisor al comienzo del programa y apáguelo cuando se acabe.

Vea televisión con su niño cuando pueda para que pueda responder a sus preguntas y hablar sobre lo que han visto. Preste atención a la manera como responde al programa para que le pueda ayudar a entender lo que está viendo.

Incluya a toda la familia en la discusión y las actividades relacionadas con los programas de televisión.

Vayan a la biblioteca y exploren libros sobre los mismos temas que han visto en el programa. O ayude a dibujar o recortar revistas para hacer un libro basado en el programa que más le interesa.

Asegúrese de nunca utilizar el televisor como niñera. Más bien, balancee la buena televisión con otras actividades agradables y educativas para su niño.

¡Permiso! ¡Por favor! ¡Gracias!

Reflexionemos...

No es fácil habituar a los niños a pedir permiso, por favor o dar las gracias si los grandes que están a su alrededor no lo hacen.

Sabemos que un niño no es un adulto en miniatura, aún no ha completado su desarrollo emocional y tenemos que ayudarle a reconocer los sentiminetos de los demás, y a poner en práctica los buenos modales, imprescindibles para la convivencia.

Para los niños, hacer amistades no es fácil, ellos tienen que aprender a acercarse, observar sus reacciones, sugerir juegos, colaborar, intercambiar información, preguntar, contestar, esperar turnos, y toda una gama de normas sociales.
Esta etapa es fundamental para la vida futura.

¡Permiso!¡Por favor!¡Gracias!Se aprende si se práctica.
Los chicos no adivinan si no les decimos qué se puede y qué no.

Los padres en casa y las docentes en el jardín deben favorecer actitudes de buenos modales. ¡Permiso!¡Por favor!¡Gracias!hay que usarlos en forma habitual, en laas acciones cotidianas.

Es importante que los niños las aprendan pero es más importante que los adultos las practiquen.

lunes, 2 de marzo de 2009

La muerte, el misterio mas temido


Es un tema del que la mayoría prefiere no hablar. La muerte, fuente de un sinnúmero de miedos, también genera angustia en los más chicos...

Los niños viven emociones intensas tras la pérdida de una persona amada.En cualquier momento de su infancia, perciben y registran la muerte de alguien afectivamente cercano y sufre por ella.Ellos, al igual que los adultos, sienten dolor, tristeza, rabia, miedo, ansiedad y muchas otras emociones cuando enfrentan un duelo.

En los niños pequeños, la pena y el dolor suelen observarse de manera más intermitente y por períodos más cortos, pero el proceso dura mucho más tiempo,porque el concepto de desaparición física, tal como lo comprenden los adultos, no se adquiere sino hasta los 8 o 9 años.

Los chicos tienen necesidad de la verdad y derecho a ella: " A menudo es dolorosa de comprender, pero si otra persona la dice y habla de ella, permite que el niño se construya y humanice". (Dolto)

Durante el proceso de duelo...

* Alentar al niño a que hable de sus sentimientos (enojo, tristeza, etc.)
* No alejarlo del dolor.
* Ayudarlo a manifestar su ira (corriendo, gritando) sin olvidar que aún es un niño y necesita seguir recibiendo pautas y límites que fortalezcan su crecimiento y le devuelvan seguridad.
* Tranquilizarlo y contenerlo cuando exprese sus temores.

Como hablar...

* Utilizar un lenguaje comprensible.
* Conservar la calma y aprender a escucharlos.
* Ser directo, afectuoso.
* Ser completamente honesto.

Sabemos que los niños generan sus propios pensamientos respecto de la muerte, y por ello es importante habilitarlos para que hablen de su ser querido, como la única posibilidad que tienen de proteger ese recuerdo, asegurándoles que, aunque físicamente no puedan verlo más, nunca dejarán de quererlo.