Horacio López Para LA NACION
Lavarse las manos salva muchas vidas. Este es el mensaje que impulsa la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que comprendamos la importancia y el impacto de esta simple acción.
Desde hace pocos días nos estamos informando acerca de la circulación en distintos países de un virus de la influenza potencialmente pandémico, el de la gripe porcina. Esto, naturalmente, preocupa a todos.
Además, como se trata de un nuevo virus, no hay vacuna -ni la habrá por algunos meses- que sea eficaz para protegernos de él.
Entonces, ¿qué podemos hacer además de preocuparnos?
La respuesta es ocuparnos, participando activamente en algunas medidas útiles de prevención.
Una de ellas es lavarnos las manos, acto que depende de cada uno de nosotros y que, además de ser esencial, podemos comenzar a hacerlo desde hoy.
Creo que es muy importante que en cada hogar antes y después de sentarse a la mesa a comer, después de estornudar, toser o sonarse la nariz, después de ir al baño y cuando las manos estén visiblemente sucias, los padres se laven las manos con agua y jabón y les enseñen a hacerlo a sus hijos.
Sería útil, además, que estimulen a los niños para que con sus compañeros y maestros hablen de ésta que hoy parece una "novedad", que aprendimos y veíamos hacer a nuestros mayores.
Por supuesto, es fundamental reiterar permanentemente este buen hábito, hasta que lo incorporemos definitivamente.
Lavarse las manos no sólo es una de las medidas más útiles para disminuir el riesgo de infectarse con éste y otros virus de la gripe, sino por cierto lo es también para otros microbios responsables de distintas enfermedades respiratorias, del aparato digestivo, etc.
Habrá que ver día a día cuál será la evolución de este problema. Pero desde hoy, para cuidar a nuestra familia, a la comunidad y a nosotros, lavarse las manos.
Esta, sí, es nuestra exclusiva responsabilidad.
El autor es titular de infectología de la Facultad de Medicina de la UBA
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